miércoles, 9 de diciembre de 2009

Help.



Corrió hacia el teléfono descolgándolo de un manotazo, lo cogió en el aire antes de que llegara a tocar el suelo, sin apenas mirar los botones tecleó el primer número que le vino a la cabeza. No esperó a oír contesta, sus labios murmuraban rápidamente palabras prácticamente ininteligibles.
-Ayúdame, ayúdame, por favor. Siento un fuerte dolor, no sé lo que es, he probado todo y no se calma... creo que está dentro, dentro de mí. Tengo miedo, mucho miedo, por favor, ayúdame...-pero las últimas palabras se fundieron en un grito ahogado al oír la línea comunicando al otro lado.
Sola, se había quedado sola. No existía otro dolor que el de la soledad, la culpabilidad...
… y no había más ganas que morir agarrada a aquella postal.
Pensó en ponerse guapa, maquillarse. Se dio cuenta de que una vez la encontrara la policía no sería más que una víctima más.
Pensó tomar pastillas, para mantener su cuerpo intacto. Se dio cuenta de que prefería el dolor que le hiciera pagar su culpabilidad.
Y pensó en recapacitar, en no hacerlo... ¿pero por quién? Se vio sola y se cortó las venas junto a la pared.

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