domingo, 15 de abril de 2012

.·.

El sueño del artista se desdibujó entre sus dedos
se cerraron en el aire, como
los dedos expertos que reaniman a un niño
casi muerto, a mi me dieron la vida y
a él
se la arrebataron.

Son tus dedos crueles
o la sombra inocente de lo que de un beso quedó
que borra recuerdos, que...
son dos, sólo, dedos
inocentes, solos en este aire
sin mí.

Quien desaparece, pierde
el amado no respira
el Dios que te arrebató mi abrazo, sin embargo
no llora.

jueves, 5 de abril de 2012

El hombre solo.

¿Cuándo dices?
Ya sabes, eres pequeño, eres... tonto, sí, tonto. Levantas la vista y aún te preguntas día a día cómo era eso de que el mar era azul porque el cielo no sé qué...
Ah, eso.
Sí, eso.
Entonces, ¿qué decías?
En esos días, ¿quién eres? Si no sabes ni de qué color es el cielo, si aún te sorprende la aparición de las nubes con su color plomizo... ¿Cómo vas a ser? ¿Eres una persona? ¿Tienes acaso opinión sobre la aparición de las nubes? Nada. ¿Y si estuvieras solo? ¿Qué pasaría si te acostumbrases únicamente a los hábitos de la naturaleza? Ya sabes, hasta no comprenderlos, si no simplemente habituarte. Sin hacer cuestión. Sin tener quien te cuestione. ¿Quién es humano sin humanos? ¿Quién es persona sin personas? Quien se vuelve bueno, o malo, o tacaño, o cruel, sin nadie que lo pruebe, sin nadie que recrimine. Sin nadie que te obligue a ello.
¿Mejor solos entonces?

domingo, 18 de marzo de 2012

Antes del odio.


Beso soy, sombra con sombra. 
Beso, dolor con dolor, 
por haberme enamorado, 
corazón sin corazón, 
de las cosas, del aliento 
sin sombra de la creación.
Sed con agua en la distancia, 
pero sed alrededor.

Corazón en una copa 
donde me lo bebo yo
y no se lo bebe nadie, 
nadie sabe su sabor. 
Odio, vida: ¡cuánto odio 
sólo por amor!

No es posible acariciarte 
con las manos que me dio 
el fuego de más deseo, 
el ansia de más ardor.
Varias alas, varios vuelos 
abaten en ellas hoy 
hierros que cercan las venas 
y las muerden con rencor. 
Por amor, vida, abatido, 
pájaro sin remisión. 
Sólo por amor odiado,
sólo por amor.

Amor, tu bóveda arriba 
y no abajo siempre, amor, 
sin otra luz que estas ansias, 
sin otra iluminación. 
Mírame aquí encadenado, 
escupido, sin calor, 
a los pies de la tiniebla 
más súbita, más feroz, 
comiendo pan y cuchillo 
como buen trabajador 
y a veces cuchillo sólo, 
sólo por amor.

Todo lo que significa 
golondrinas, ascensión, 
claridad, anchura, aire, 
decidido espacio, sol, 
horizonte aleteante, 
sepultado en un rincón. 
Esperanza, mar, desierto, 
sangre, monte rodador: 
libertades de mi alma 
clamorosas de pasión, 
desfilando por mi cuerpo, 
donde no se quedan, no, 
pero donde se despliegan, 
sólo por amor.

Porque dentro de la triste 
guirnalda del eslabón, 
del sabor a carcelero 
constante, y a paredón, 
y a precipicio en acecho, 
alto, alegre, libre soy. 
Alto, alegre, libre, libre, 
sólo por amor.

No, no hay cárcel para el hombre. 
No podrán atarme, no. 
Este mundo de cadenas 
me es pequeño y exterior. 
¿Quién encierra una sonrisa? 
¿Quién amuralla una voz? 
A lo lejos tú, más sola 
que la muerte, la una y yo. 
A lo lejos tú, sintiendo 
en tus brazos mi prisión,
en tus brazos donde late 
la libertad de los dos. 
Libre soy. Siénteme libre. 
Sólo por amor.


miércoles, 14 de marzo de 2012

Desnuda.

¿Desnuda, dices? Desnuda,
desnuda de verdad. A ti
cedo mi camisa blanca, los
pantalones, complejos vestidos
difíciles complejos. Una palabra.
Mírame.

¿En pie, dices?
A ti mis bragas, el coletero
dos o tres lunares, miles de
por que, sudan sangre
y tú, alza la vista, dices.

Más, pides.
Mas pides mi desnudez la
camisa, los lunares encorvados...
¿Más? Desnuda. Ven,
ven desnuda a mí, acércate.
Mas ahora vísteme, viste
mi alma desnuda suda
seca enjuaga con tu boca
sus poros, seda
recórreme,
toma con tu lengua mi alma
y sólo devuélvela a mi boca.
Bésame.

lunes, 20 de febrero de 2012

Nada de nada.

Habló de la nada quien todo lo sabía, habló durante toda la noche mientras su mano distraída pretendía jugar, burlona, con el borde de mi falda. Como si tú, mezquino fantasma fueras quien de plantarte ante los sentimientos, pequeño como eres. Caes rendido, absurdo, un enano ensombrecido por una grandiosidad insoportable para tu cuerpo. También para el mío. Ellos vagan por el aire, extiendes las manos, loco por intentar alcanzarlos, y crees que algún día volverás, satisfecho a mi cama, entristecido. Queriéndome y sufriendo por hacerlo. Te darás la vuelta, oh, sí, sí lo harás. Como si todo esto fuera un juego de niños. Creerás que no hay más. Único, el máximo, el rey. Pletórico al borde del precipicio, tan asquerosamente vivo. Buscas la estaca, la que se clave en el corazón, te abra en canal y deje tu yaga a mi merced. Que yo beba de ella, de ti, que me bañe en tu sangre y nos fundamos, locos, un éxtasis apasionado que nos lleve a desembarcar de este mar en calma. Que duela, oh, sí, que duela. No más que escribir esto.

lunes, 21 de marzo de 2011

Domingos en lunes.

En ocasiones duele más el propio dolor que las razones. Cuando estas desaparecen, son desconocidas, absurdas, idiotas. Duele porque sientes un dolor sin foco. Hay vacío, no hay luz. No se mitiga ni se calma.
Abrazarse al dolor es doloroso. Está cubierto de espinas, esas que se clavan en las heridas ya psadas intentando reabirlas.
Sólo deseas ahuyentarlo, taparte con una mante hasta que el mundo retome su camino y se hayan ido las tinieblas. Olvidamos que con la manta los problemas se quedan debajo y les impedimos salir.
Lo mismo pasa cuando las mantas no sn mantas, ni puertas, ni muros. Cuando no existen barreras físicas, ni nombres, ni focos, ni nada.

viernes, 19 de noviembre de 2010

La pecera.


Una gran cúpula, una esfera, vida fuera, vida dentro. Ínfima ante la inmensidad del universo, colocada cerca de una gran luz, mitad en penumbra. Cae agua desde arriba, nubes, tormentas, estrellas. Cada día somos más, y menos, el que sale siempre vuelve, y nunca llega nadie. Muchos enanos, todos coloridos, danzando aquí y allá, poblándolo todo. Diversidad de tamaño, forma, estúpidos mortales intrascendentes y frágiles. Día a día necesitan más y más, nada es suficiente, lo están cambiando todo.
Haciéndose preguntas.
De dónde viene todo esto, quién, qué, o cuando, qué más podemos crear.

Todo esto no es más que una pecera, mascotas, chuchos, pesudo-peces de colores que se reproducen continuamente. Han empezado a llorar cuando algunos desaparecen, han intentado escapar. Cuando lo consiguen, regresan.
El puro entretenimiento de algo más grande, postrado en una sala de estar con una pecera redonda al lado de su bonita lámpara. Eso es Dios, la vida, y tu existencia.