jueves, 15 de octubre de 2009

Ahogamiento, gilipollas

Soy como un terrón de azúcar, sabes? Ahora me ahogo, en un vaso de agua, o mejor, un café, de esos que siempre me estoy tomando, uno igual a ese. siento como me hundo, poco a poco, y no sé la razón, no le entiendo, y me hundo en el café como un puto terrón de azúcar. Tus palabras que antes me reconfortaban son una cuchara que me obliga a hundirme más, y más, y más... ¿por qué lo haces? ¿de dónde sale? ¿de dónde, coño, sale? Y me hundes más, y más, y más... y yo no entiendo nada, NADA. Cuál es tu juego, que clase de peón soy yo en todo esto y por qué jodida razón no hago nada para evitarlo; por qué soy una excepción contigo, todo es racional, todo es claro entre mi mente y mi cuerpo. Pero vienes tú, PUUUUUUUUUM! Todo se desequilibra, se siembra el caos, aparecen las jodidas excusas con las que intento convencerme de la primera mierda que a cada día se vuelve menos creíble. ¿Y sabes qué? Me convenzo, eso es lo más triste, me creo las propias mentiras que yo me intento y me aferro a ellas igual que el terrón de azúcar a la cuchara, así soy yo, aferrándome a ti, como una bendita gilipollas. Y una gilipollas un tanto más gilipollas, porque me atrevo a dar un paso más ¡sí! y decir recordarme a mí misma que la culpa la tiene...


... esa mirada tan bonita tuya, y las contadas palabras con sentimiento que dices al aire y yo escucho aunque no vayan dirigidas a mí, y esa mueca, adoro tus jodidas muecas.

1 comentario:

  1. El olor del café me recuerda a ti. Cuando veo café pienso en ti y las tardes en el burguer, en el mais pa la, en cualquier sitio que pongan cafés o batidos a decir verdad jajajaja. Ahora también me recordarán los terrones de azúcar a ti, cuando se hunda uno en la leche me sentiré un poco culpable.
    Hayá.

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