domingo, 18 de marzo de 2012

Antes del odio.


Beso soy, sombra con sombra. 
Beso, dolor con dolor, 
por haberme enamorado, 
corazón sin corazón, 
de las cosas, del aliento 
sin sombra de la creación.
Sed con agua en la distancia, 
pero sed alrededor.

Corazón en una copa 
donde me lo bebo yo
y no se lo bebe nadie, 
nadie sabe su sabor. 
Odio, vida: ¡cuánto odio 
sólo por amor!

No es posible acariciarte 
con las manos que me dio 
el fuego de más deseo, 
el ansia de más ardor.
Varias alas, varios vuelos 
abaten en ellas hoy 
hierros que cercan las venas 
y las muerden con rencor. 
Por amor, vida, abatido, 
pájaro sin remisión. 
Sólo por amor odiado,
sólo por amor.

Amor, tu bóveda arriba 
y no abajo siempre, amor, 
sin otra luz que estas ansias, 
sin otra iluminación. 
Mírame aquí encadenado, 
escupido, sin calor, 
a los pies de la tiniebla 
más súbita, más feroz, 
comiendo pan y cuchillo 
como buen trabajador 
y a veces cuchillo sólo, 
sólo por amor.

Todo lo que significa 
golondrinas, ascensión, 
claridad, anchura, aire, 
decidido espacio, sol, 
horizonte aleteante, 
sepultado en un rincón. 
Esperanza, mar, desierto, 
sangre, monte rodador: 
libertades de mi alma 
clamorosas de pasión, 
desfilando por mi cuerpo, 
donde no se quedan, no, 
pero donde se despliegan, 
sólo por amor.

Porque dentro de la triste 
guirnalda del eslabón, 
del sabor a carcelero 
constante, y a paredón, 
y a precipicio en acecho, 
alto, alegre, libre soy. 
Alto, alegre, libre, libre, 
sólo por amor.

No, no hay cárcel para el hombre. 
No podrán atarme, no. 
Este mundo de cadenas 
me es pequeño y exterior. 
¿Quién encierra una sonrisa? 
¿Quién amuralla una voz? 
A lo lejos tú, más sola 
que la muerte, la una y yo. 
A lo lejos tú, sintiendo 
en tus brazos mi prisión,
en tus brazos donde late 
la libertad de los dos. 
Libre soy. Siénteme libre. 
Sólo por amor.


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