Algo que empieza con una canción de Sabina siempre se deselvolverá entre amargura y soledad. Deseos de tirar el libro de la vida a la hoguera de San Juan y coger la primera botella de una substancia alcóholica que me ayduara a apartar por segundos de mi cabeza todos los malos recuerdos. Quien tuviera la experanza de que se hubiera producido un cambio, un nuevo paso hacia la "pureza de espíritu"... que retire las fichas, porque gana la banca, la vida, otra vez.
Lo más duro fue levantar la vista y ver como la realidad se precipitaba sobre mí. Alomejor fue demasiado tiempo negando, girando la cara para recibir los besos conquistados. Demasiado dulces, hubiera preferido una amarga derrota. El primer pensamiento fue: Y ahora, ¿qué? Lo siguiente fue alzar las alas a donde me llevara la brisa tenue. Me sorprendo al ver que, de tantas partidas iguales, nunca se aprende lo suficiente. Vuelvo a la misma página en blanco que aún no he vivido, no habrá otra vuelta atrás, a lo ya escrito. Y esta vez no volverá.
Y al día siguiente... ya no me acuerdo de na'.
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