viernes, 19 de noviembre de 2010

La pecera.


Una gran cúpula, una esfera, vida fuera, vida dentro. Ínfima ante la inmensidad del universo, colocada cerca de una gran luz, mitad en penumbra. Cae agua desde arriba, nubes, tormentas, estrellas. Cada día somos más, y menos, el que sale siempre vuelve, y nunca llega nadie. Muchos enanos, todos coloridos, danzando aquí y allá, poblándolo todo. Diversidad de tamaño, forma, estúpidos mortales intrascendentes y frágiles. Día a día necesitan más y más, nada es suficiente, lo están cambiando todo.
Haciéndose preguntas.
De dónde viene todo esto, quién, qué, o cuando, qué más podemos crear.

Todo esto no es más que una pecera, mascotas, chuchos, pesudo-peces de colores que se reproducen continuamente. Han empezado a llorar cuando algunos desaparecen, han intentado escapar. Cuando lo consiguen, regresan.
El puro entretenimiento de algo más grande, postrado en una sala de estar con una pecera redonda al lado de su bonita lámpara. Eso es Dios, la vida, y tu existencia.

sábado, 30 de octubre de 2010

(I)Relevancia.

Me asusta mi propia relevancia a la hora de actuar. Espacarme por un momento de la regla y romper esa fina línea situada ante mis ojos. El amplio sentimiento de capacidad que te suplica que lo dés todo a cambio de la nada. Lo desconocido que quizá puedas ver reflejado algún día. Parte de la prueba es actuar sin ninguna garantía, sin ninguna futura recompensa. Levantar la vista luego y encontrarte con al muda recompensa de abrir los ojos y percibir todoas esas imágenes hermosas a tu alrededor. Todo lo pequeño que antes pasaba desapercibido se materializa de repnte ante tus ojos para demostrarte que aún queda algo.


Aún no sé de dónde salió la frase de: "Y sólo quiero un beso jodidamente intenso".

martes, 19 de octubre de 2010

La baldosa.

No sé si llamarlo madurez, experiencia, o simplemente paso del tiempo. Todo parece haber ganado una nueva ambigüedad. El dos se tornó uno, y de ese uno nacieron mil nuevas caras. Ahora que he perdido toda noción, todo aprecio. Todo. Ahora ganan un nuevo significado esas palabras antes tan cursis. Tú me haces sentir viva? Nunca antes pensé que el concepto de vivir no se limitaba a pasearse por la rutina. Donde sea que estén todos esos sentimientos, hubo un momento en el que el hastío los secuestro, sepultó bajo sus redes. Han desaparecido, mi vida ha desaparecido. Mi vagar de un lado a otro sin más compañía que una sorda indiferencia, sin levantar la vista, limitándome a esquivar esas inoportunas baldosas levantadas, no me pregunto cual es su significado ni su razón.
Cual es mi significado y mi razón?



Que la respuesta me haga llorar o reír, peor que haga algo.

domingo, 17 de octubre de 2010

El baile.

  
Descubrió que para mantener la relación debía llevar a cabo muchos cambios. Había que bailar a su mismo ritmo, guiándose por sus expresiones, cada una de sus palabras. Así pues, había de alejarse en el momento en que percibía aquella fría cordialidad, acompañado por el mismo movimiento por parte de ella. A la llegada de una palabra hiriente, girar sobre sí mismo y mirar a otro lado. Tomarla de la mano cada tres pasos, recordando su presencia. Acercarse por un instante, agarrando su cuerpo, impulsivo, apasionado. Regresar tan rápido como un pestañeo para que aquello dejase solo un recuerdo breve e intenso. Al final de cada baile, cuando ella bajase rendida la mirada, caminar despacio y abrazarla, besarla. Demostrarle que esa soledad únicamente existe en su mente. Un beso en la frente y esperar, quizá, una respuesta mayor por su parte. Ninguna palabra, ninguna caricia. Nada más.

lunes, 4 de octubre de 2010

Ritorno.

Soy un cuerpo perdido en mi inconsciencia, en un mundo desangelado, caótico de miradas de reojo al caminar. Enamorada de la romántica idea de la falta, buscando un algo en la nada. Él es un ente abstracto proyectado únicamente en el fondo de mis retinas. Miento si digo que jamás  he confundido la realidad con mi ficción. En ocasiones, he creído encontrar el sucedáneo, el perfecto modelo para mi ensoñación. Lo matizo a gusto y le doy forma.. Estando en mi terreno, he absorbido pensamientos, maquillando aquellos que no me interesaban; cayendo lentamente en el pozo de lo absurdo, recelosa de mirar la superficie. De la historia siempre se ha repetido el final, ese en el que la realidad supera la ficción. Esta me invita a huír pavorosa. Ella nunca desiste, lo intenta por todos los medios, hasta que se convierte en la palabra que llega a mis oído, poniendo nombre a todos mis demonios.

viernes, 1 de octubre de 2010

La valentía es una optativa más.



Esta carta expresa lo último. El tiempo es poco. Siento  que a cada segundo se acerca más el final.  Es pronto, quedan demasiadas lecciones por aprender, demasiadas palabras que decir.  En el momento en que crucé la puerta supe que no regresaría, que nada sería igual. Ojalá las últimas palabras hubieran sido otras y tuviéramos un último beso de despedida. ¿Por qué nada termina con un beso? Siento que fuera una mezcla de tristeza y rencor la que se apoderó de mí al volver a casa. Terminar bien algo que ya está zanjado. Ojalá. 

No lo he pensado, no he reflexionado. He cogido las maletas. No sé ni dónde estoy ni a dónde voy. No sé si volveré a verte. Tú no querrás verme.  Cada vez que miro hacia atrás me pregunto por qué jamás llevo mi teoría a la práctica. Recuérdame que la próxima vez que te abandone te diga antes la verdad. Te quiero.  Por eso seré yo quien te haga más daño. Voy a provocarte las mayores emociones. Llora de 

alegría y tristeza ahora. Sé que lo harás. Absurdo, ese pensamiento me alienta a irme aún más lejos. Me duele tanto.  Todo está ahora a flor de piel. Todo. Por fin me siento vivo. Gracias.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Círculos concéntricos.


Esta vez lo escribo, para que me quede claro, grabado, cristalino. No quiero que sea como esos sueños que olvide al despertar, percibiendo sin entender las imágenes en algún lugar recóndito de mi mente.
Yo no busco lo civilizado, lo normal, no quiero cánones absurdos. No quiero abrazos burdos ni miradas dulces. Las cuatro palabras más bonitas que encuentres en el diccionario no estarán hechas para mí. Escribirlo no significa que lo conciba, aún no ha llegado el momento en el que sea capaz.  Ni yo lo entiendo, pero tú sí has de entenderlo. Puede que después de esta larga época de círculos concéntricos descubra qué hay realmente en el medio. Ahora bien, nadie puede eliminar el miedo, ese miedo a la realidad. Y si no hay solución?
Y si no hay solución. ¿Yo qué hago?



Nunca sabemos hasta qué punto queremos conocer la verdad.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Hoxe.



                                                                      Los ojos que todo lo ven.

domingo, 22 de agosto de 2010

O derradeiro.


Hoxe fun consciente da mobilidade das paredes, apreciaba aos seus curtos pasos ao ritmo do meu corazón. Gustaríame ter oído naqueles momentos a súa respiración, chegar a crer que esas catro compañeiras non eran inertes e eu non estaba tan soa.
Pechando os ollos, tentaba verme, mais a gran esfera terrestre absorvíame, non era nada, nin un punto, nin branca nin escura. Choraba por achegarme, o facía rápido e de súpeto podía apreciar a miña horrible figura no espello. Desexaba… desexaba non estar, nin preto, nin lonxe, nin hoxe, nin eu, nin ninguén. Pensaba na morte, sen guadaña ou roupa escura, só tranquilidade. Decatábame entón de que morta non ía sentila, e eu quería sentirme ben.
Eran eses os intres nos que tiña o corazón parado, latexando.
Sen decatarme, estaba a avanzar. O odio que nun principio descargaba na xente regresou coma un boomerang, refletíndose na miña mezquindade. Porque eu era a mala, a que non ía atinar, a que non buscaba e á que ninguén quería atopar.
Constantemente, o meu abdome recordábame a miña humanidade, abría os ollos e mirábame novamente, sorprendíame tanta naturalidade, un corpo tan aparentemente sinxelo agochaba aquela rede de pensamentos tan complexos.
O tamaño escapábase das medidas e todos nos sentíamos pequenos.
A noite avanzaba e o sol ameazaba con aparecer, era demasiado cedo, a min aínda me quedaba o último xiro, tiña que comprendelo. Non o conseguín, a miña respiración comezou a acelerarse, o meu corpo actuou, erguínme, achegueime á fiestra, o sol alumoume  e…
caín.

viernes, 16 de julio de 2010

Tum tum.

Era un sentimiento estúpido, lo sabía. El miedo a lo nuevo, al cambio, es decir, a lo deseado.
Mi propia mente intentaba impedirme que avanzara, creaba cadenas que se aferraban a mis tobillos, intentaba hacerme tropezar. Cuando giraba la cabeza, sin embargo, no había nada, nadie, pero yo sentía unos ojos en l nuca.
Mi respiración comenzaba a acelerarse, mi cuerpo temblaba, él se iba a salir de mi pecho. Tum tum, tum tum. Lo que podía ser un signo de tanta vida comenzaba a reflejar una melodía macabra. Y yo luchaba contra la nada, me sacudía, gritaba, arañaba mi propio cuerpo, arracaba mi pelo. El mal estaba dentro, él estaba dentro. Tum tum, tum tum. Yo luchaba por dar los últimos pasos que me harían llegar al final. Mis pies eran de plomo, mi sudor, ceniza que volaba con la brisa procedente de aquella puerta. Un último esfuerzo, dos pasos, la puerta de embarque se cerró a mis espaldas. La ansiedad se personifico ante mí y aplaudió mis proezas. Y ¿qué fue de mí? Yo volé.

domingo, 16 de mayo de 2010

Sueño.

Cierra los ojos, vamos, ciérralos. Qué crees que hay ahí? Dos palabras, no tiempo. horas, minutos, segundo... que los jodan. Puedes morir, o vivir. Gira la cara, olvídame, corre. Intenta, al menos.
Miles de bombillas, neones, confusión, la ciudad me cubre, me apresa, me asfixia. Tus largos brazos recorren la ciudad, la agarran, me estrujan. 
Tus ojos que todo lo ven no me sienten, soy una hormiga. Me aplastas, me asfixias. Yo soy la negra hormiga perdida, perdida.
En un lugar de la ciudad.
Eres el monstruo que todo lo abarcas. Mis pensamientos traslúcidos son apagados por tus actuaciones, cuatro veces por semana, puede que cinco minutos. Con dos veces hubiera bastado. Si no fuéramos mudos cuatro veces por semana... s no nos quedáramos ciegos cuando los neones se vuelven nítidos.
Si no, si no tantas cosas.
Hubiera sido bonito ver la ciudad con la luz del día. Entrar sin llamar en tus ojos y cotillear a ver si allí también dejas las cosas tiradas, dar media vuelta, un rodeo, rodar los ojos, estudiarme todo. Todo lo que no estudio de los libros. Tú no eres un libro abierto, por eso yo quiero estudiarte. Me gustaría dormirte, más de cuatro veces, ver qué hay cuando no te cntrolas.
quiero que quedemos en un sueño.Dime, subconsciente. Diría que mi propia inconsciencia dormiría conm,igo esa noche. Verde, azul, transparente. Así sería, verde, azul, y transparente. Verde azulado. colores fríos, la calidez la dejamos para el final. Tú me entiendes. Podríamos dar una vuelta alrededor de tus neuronas. Me gustan las chispas. Son como fuegos artificiales. En el centro haríamos una hoguera, ya al final de la noche, nos tumbaríamos incorpóreos ante ella y haríamos el amor fingiendo follar. Ni en sueños, ni en sueños te pienso mimar.
En lugar de eso, hoy ceno un sandwich. Salgo a dar un paseo por una calle sin luces, me gustan los deportes de riesgo, doy vueltas, vueltas. Giro, respiro, giro. Me cuento las costillas, le doy un puñetazo a la puerta para darme cuenta de lo vulnerablemente humano que es mi cuerpo. En sueños no, espero que a mí espíritu no le duela la desvirgación metnal. O, no, mierda, me despertaré.

domingo, 4 de abril de 2010

Sencilla estupidez.

No quiero. No quiero. No quiero. No quiero. No quiero. No quiero. Tan sólo no quiero, me niego.
Me niego a que todo se quede aquí. Me niego a que niegues las cosas, o que las dejes volar, simplemente. Soy capaz de cortar sus alas, no las tuyas. Pero dime que el camino ha servido para algo. No quiero simples pasos, no queiro vagar. Necesito una dirección, la dirección.

Me niego a creer que todo este tiempo no ha sido más que eso, que las lágrimas derramadas fueron todas en vano. O que no existieron. Ya no sé qué pertenece a mi mente o a la absenta, y me da igual. Trastocada o no, la base de esta jodida realidad es la misma. Para ti y para mí. Y no la vas a camuflar otra vez. No vale, es trampa, maquillarla o girar la cara. Ahora te rodea, te rodeo, y ya no tienes por donde salir. Es cínico. Perverso. He ido tejiendo las redes de mis macabros pensamientos a tu alrededor y yo misma sé mejor que tú lo que sientes. O no. Me da igual. La absenta me lo dirá, pero después.

Puedo trastocar la realidad a mi antojo y verlo todo de color de rosa. En un momento. Un puto instante me basta. Pero he de pararme a pensar... o quizá no. Luego lo pienso. O no, mejor no pienso nada. Ya me he dado cuenta de que mi mente trastornada y trastocadora de realidades es el peor de mis enemigos;  el tuyo, y el del móvil, y el del infinity, y el del alcohol, y el de los comas etílicos. Ya lo pensaré luego, mañana, pasado, o en mi lecho de muerte.

Puedo elegir entre el sí o el no y crear una nueva telaraña a mi alrededor, apartarme y girar la cara, como hiciste tú. Mi problema es la realidad, por suerte o por desgracia. No sé si soy capaz de actuar conociendo cual fue tu final. Pero tampoco sé si me veo capaz de alzar la vista y arriesgarme a ver como lo vuelves a hacer. Se acerca ese interesante final. Perdona, finales, tenemos varios cada uno. La película se acaba, el marcador llegó ya casi al final de la pantalla, quitando los créditos, no debe quedar nada. ¿Dos días? Puede ser. Observemos nuestro aprendizaje, o nuestra sencilla estupidez.

viernes, 26 de marzo de 2010

Claustrofobia.

Abrió los ojos. Los cerró. Repitió el movimiento. No percibía cambios. Negro. ¿Oscuridad? Movió la cabeza, había suelo bajo su pelo. Frío o caliente. Era terciopelo. Lo intentó por última vez. Escuchó el ínfimo sonido del pestañeo. ¿Pero dónde...? Se mordió el labio inferior. No podía ser. ¿Pintalabios? Ella nunca utilizaba eso. No lograba recordar lo que había pasado.
Le dolía la espalda, los brazos, estaba agarrotada. Los piés los tenía congelados, apenas si era capaz de mover los dedos dentro de los... ¿zapatos? No podía ser. No lograba recordar la última vez ue se había puesto unos de esos, ella nunca abandonaba las deportivas. Olvidando por momentos el dolor de los músculos, intentó hacer memoria. Quizás fuer a una fiesta y bebió de más, por eso iba arreglada. Entonces, ¿estaría en casa e algún tío? Oh, no, mierda. A saber qué había hecho. Inconscientemente estiró el brazo izquierdo, siempre dormía al lado derecho, para comprobar si había alguien a su lado.
Tocó algo.
Pero no fue un cuerpo.
Tocó madera. Comenzó a temblar. ¿Cómo podía haberse quedado dormida al lado de la pared? No lo soportaba, sentía claustrofobia. Realmente había bebido mucho. Cerró los ojos. Intentando controlar nuevamente su respiración. No le llegaba el aire. Extendió el otro brazo.
Gritó. Gritó muy fuerte. Madera.
Comenzó a temblar. Notaba calambrazos en las piernas. Debía calmarse. Fue a colocarse las manos en la cara, para respirar mejor. No pudo. Tropezó con algo. Un techo. Gimió al darse cuenta.
Los zapatos, el pintalabios, el terciopelo... Aquellas gotas en su vaso, la oscuridad,aquel pitido en sus sueños, las voces apagándose, lejanas... La venganza, su entierro.










jueves, 25 de marzo de 2010

Morte, vida, aire.

Quero berrar as cousas ben alto, liberarme desta pesadume.Día tras día todo vai medrando lentamente. Xa non o aguanto. Todo o que hai aquí dentro estase a morrer. A cinsa esténdese ás miñas articulacións, ao sangue, aos órganos... dende a miña mente. Teño fame e esquézome dela. Deixo pasar o tempo e todo segue a apodrecerse. Os espellos, a miña mirada, tórnanse borrosos. Os charcos da chuvia reflexan esa distorsión, a miña realidade.

A néboa aparece, e me envolve. Todo vólvese escuro e inhóspito. A falta de pensamento non deixa saída e o meu propio monstruo comeza a trabarme. O camiño xa non ofrece volta atrás, todo semella lonxano. A miña respiración acelérase, mais non hai osíxeno nos meus pulmóns. Quero morrer se aínda hai vida no meu interior. Mirar cara diante, construír unha nova saída... implica coraxe. E eu non o teño. Esquecino onde aqueles sorrisos despreocupados. Morte, vida, aire. Nesa orde? Deixei demasiado no camiño, despreocupeime. Esta vida vaise rematar, seino, os días están contados. Dous telediarios ou unhas palabras. Alí pode estar o meu erro. 
Sen aire, sen bágoas, fin. 
Paz.

viernes, 19 de marzo de 2010

Perviérteme.

   Desnúdame, arráncame la ropa. Arranca la poca inocencia que queda. El pudor, la vergüenza, las lágrimas. Apágalas, rómpelas, deshazte de ella. No me hagas el amor, fóllame. Bésame, con los dientes. Haz que la sangre aflore. Pinta con ella las paredes. Que tus uñas recorran mis piernas desnudas. Mis escalofríos marcarán el ritmo.
   No me dejes hablar, tapa mi boca. Ahórcame con las piernas. Marca mi cuerpo, te pertenece. Machaca mi alma, deja tu huella. Ciérrame los ojos. Anula mis sentidos. Muéveme como tu marioneta. Fóllame contra la pared. Castígame. No quiero sentir más que tu cuerpo. No vista. No oído. No olfato. Gusto, tacto.
   No mente, no miente. Nada de pensamientos. Sensación fuerte. Inerte, inconsciente. Una marioneta, tú sosteniendo los hilos. 
El olvido manda a un lado todo lo demás, el dolor todo lo puede. Las costillas rotas. Mi sangre en las paredes. La piel está morada. La cara pierde su color. El orgasmo, el cénit. El último latido, la muerte.

sábado, 27 de febrero de 2010

Demo.

Coidame.
Coidame, estou enferma.
Teño medo teño...
ao demo, 
dentro.

Trémenme os muslos,
cáenme as bágoas.
Coñezo os meus problemas e...
non son quen 
de trocalos.

Teño medo de miralo,
mirarme.

O espello,
a váscula,
o lavavo.

E logo, por que?
Ou...
por que non?

Que máis dará que veña visitarme,
de cando en cando,
so eu o vexo, e
podo apartalo ou
podo acercarme e...
agarimalo.

Podo facer tantas cousas...

E teño medo diso, 
diso teño medo.

Coidame,
coidame, teño ao demo e
diso teño medo.


 


Nuevamente, poemas en chándal. El dibujo no, no es mío. Es excelente.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Sinxeleza.


Sinxeleza. Todo é sinxeleza.
Hai tempo pensaba que o que necesitába limitábase a unha presenza gratificante, a conversas tribales e mirar o ceo sen preocuparse de se te están a mirar a ti.
Levanto a vista cara o ceo, agora, soa, e pregúntome, ¿por que?
Non son quen de pronunciar as palabras que quero dicirche. Pode ser o medo ou a marcha das ganas de loitar. Todo é moito máis difíciles agora que xa non sei que escondes, ou ben se todo o escondido deixoume olvidada nun caixón. Un caixón que pode estar perdido nunha das salas, detrás dunha das portas, lonxe, moi lonxe xa do teu corazón. É todo depresión, hastío, falta... quizais sexa só un día no que a miña cabeza non está para pensar outra cousa. Mais pode tamén ter a súa base.
Non quero que a teña.
Crín que quería encontrar a naturalidade na sinxeleza, todo é sinxeleza. Pero a miña mente non é así. Un universo perdido, unhas escaleiras cheas de po, brazos, mans, sentidos, tacto, gusto... e os teus beizos ao fondo, e sen esquecelos aínda. Querendo relevalos ao olvido enterreinos máis profundo do que quería, no lugar menos indicado. “A coller a pa a desenterralos, bótaos fóra xa para sempre” decíanme algúns... ilusos, eu non quero iso.
E, ¿por que? Iso é o que máis me pregunto. Que fixeches ti que non fixera eu. E por que se os teus erros non os pagaches co olvido, por que ten que pasarme a min. Se nin sequeira o sei, non teño idea de nada. Quedeime no limbo cando intentei fuxir do futuro, rechazalo, coller o bus outra vez o pasado. E fuxindo do presente quedei aquí, sen idea de nada, só sinxeleza.
Agora a escaleira de miña mente é cristalina, clara, non hai pó... e vénse aínda máis claros os teus beizos ao fondo. Coma na gran pantaia proxéctanse imaxes en todas as esquiñas, recordos, e máis recordos. E eu aínda véxoos con agarimo, sorpréndome a min mesma coa sonrisa de parva e un suspiro de quinceañeira enamorada.
Quizais son iso, así de sinxelo.
Sinxeleza.

sábado, 20 de febrero de 2010

Poemas de andar por casa.

E eu,
eu tamén te quero.
E non foi sinxelo
afacerse.

Seguir as normas do teu caracter,
e do meu.
Coñecerte e darme conta da existenza do descoñecido,
dentro de ti, moi dentro
do coñecido.

E non bastan unha, 
ou dúas linguas,
unha ou dúas palabras.
Sobra a voz, os sons articulados
e os labios.

E a escuridade fará máis forte
a túa presenza.
Coas miñas mans poderei entón tocarte,
dicirte todo o non escrito,
sen palabras,
e, por que negalo?
amarte.



Poesía en chándal. Castelanismos, tan lonxe e tan cerca á vez.

martes, 16 de febrero de 2010

Memorias de cara de serpiente.

   Observó las tenues lámparas, el café, el cigarrillo a medio consumir sobre el cenicero, el mechero, su propio pelo resbalando por su pecho. La carta, la mesa, el techo rojo (o granate), las mesas, sus piernas bajo sus brazos.
   Miró atrás, vio la mesa, la pantalla del ordenador, la gitarra a sus espaldas, y el pelo otra vez sobre su pecho (o recogido, no lograba recordarlo). Sus propias manos sobre el teclado, los anillos, y las lágrimas deslizándose por su rostro.
   Recordó como las enjugaba y rezaba para que no vinieran más. El desconsuelo al principio...


   ... y la paz ahora. Volvió a l presente, al bar, a las lámparas tenues, a las mesas, a sus manos sobre el papel.
   Intentó echar un ojo al futuro, sólo un vistazo, intentar ver lo que estaba por llegar. Agitó la cabeza, el pelo. No, no, y no. El presente era cercano, miles de cuadros la observaban desde la pared. Sonrió devolviéndoles la mirada. Estaba allí, y estaría bien. Daban igual los cambios, todo tenía la misma base, el pelo seguía igual. Recogido o suelto. Las manos eran las mismas, con o sin anillos. El techo rojo (o granate), el cielo, la oscuridad. Daba igual.
   Cambiaba el lugar, el escenario, pero era la misma función. Morder el parquet o el asfalto, era lo mismo, había que levantarse después.
Ahora el cigarrillo no era más que ceniza, el café descansaba vacío. Pero su pelo, sus manos, sus piernas, ella. Ella era la misma. Con los recuerdos de aquellas lágrimas como una nueva lección para aprender. Se sonrió a sí misma esta vez, con la cabeza baja, levantó la vista y escribió el último punto, final.

domingo, 14 de febrero de 2010

Maldito sea el gurú que levantó entre tú y yo un silencio oscuro.

Algo que empieza con una canción de Sabina siempre se deselvolverá entre amargura y soledad. Deseos de tirar el libro de la vida a la hoguera de San Juan y coger la primera botella de una substancia alcóholica que me ayduara a apartar por segundos de mi cabeza todos los malos recuerdos. Quien tuviera la experanza de que se hubiera producido un cambio, un nuevo paso hacia la "pureza de espíritu"... que retire las fichas, porque gana la banca, la vida, otra vez.


Lo más duro fue levantar la vista y ver como la realidad se precipitaba sobre mí. Alomejor fue demasiado tiempo negando, girando la cara para recibir los besos conquistados. Demasiado dulces, hubiera preferido una amarga derrota. El primer pensamiento fue: Y ahora, ¿qué? Lo siguiente fue alzar las alas a donde me llevara la brisa tenue. Me sorprendo al ver que, de tantas partidas iguales, nunca se aprende lo suficiente. Vuelvo a la misma página en blanco que aún no he vivido, no habrá otra vuelta atrás, a lo ya escrito. Y esta vez no volverá.




Y al día siguiente... ya no me acuerdo de na'.

viernes, 12 de febrero de 2010

Noche

Siento que todos estos pensamientos desdibujados pretenden crear el ambiente de una traición. Ni siquiera los controlo, no los conozco, no llego a sentirlos. Puedo ver su sombra cuando vago por las calles de mi mente, desaparece en cada esquina en el mismo momento en que la percibo, y cuando más oscura es la noche, más tiempo me dirige la mirada, por unos segundos, me mira a los ojos... y pretende decirme una verdad, la verdad.
Y yo cada noche espero huir de ella, me echo atrás. Intento bajar la mirada, negar, huir, escapar, correr, lejos, muy lejos. Pero parece que ha llegado el momento en el que no hay más salida que la que no exige dar marcha atrás. Esa que exige valor, y no echarse a correr como la gilipollas del pasado. Esa verdad no tiene que asustarte, no tiene que cambiar mis ideas, sólo debo saberla, aceptarla.


Y ya lo he hecho.